Frente a tantas guerras, odios, pobreza y marginación; frente a la crisis humanitaria que vive el mundo hoy; frente a tantos dolores y sufrimientos que viven muchos de nuestros hermanos, yo creo que la mejor solución es la educación y el encuentro:
- Educar para conocerse a sí mismo, conocer sus raíces, pues si sabes quién eres, sabrás qué necesitas; si sabes de dónde vienes, sabrás a dónde quieres ir y difícilmente perderás tu camino.
- Educar para amar, amarse a uno mismo y amar a tu hermano (a tu prójimo). Sólo el amor fraterno e inclusivo nos sanará de los prejuicios y otros sentimientos discriminatorios.
- Crear y propiciar espacios de encuentro para escucharse, conocerse, compartir experiencias, vida y apoyo mutuo. El encuentro y el compartir es la fuente del buen convivir, y el buen convivir es la base para el mundo nuevo y abierto que necesitamos.
- Necesitamos un mundo sano para que en él se desarrollen las personas y puedan hacer sus propios caminos. Cada uno desde lo que es, desde donde están sus raices.
Un mundo en el que los arboles crezcan sanos fuertes y con todo su color.
Este es mi sueño, el sueño que intento construir cada día con cada una de mis palabras y acciones.
Nuestros proyectos se dividen en estos tres grandes grupos: